Él era un joven bastante diferente, recuerdo que ese día
se levanto de su cama, puso primero el pie derecho como siempre, pues en
nuestra tierra, es mal agüero levantarse con el pie izquierdo, dio dos o tres
pasos, abrió la puerta y de inmediato yo, que siempre debó estar dentro de él
debí levantarme y reacomodarme en su cuerpo, me llevó por el pasillo, atravesamos
el comedor hasta llegar a aquella gigante ventana por la que tanto le gustaba
asomarse, si me permiten contarles tenía una vista hermosa, se podía ver gran
parte de nuestra bonita ciudad, toda rodeada por montañas, y en ellas, cientos
de miles de casas y calles que de noche siempre brillaban.
Cerca de su hogar pasa un pequeño riachuelo, el
generalmente se levantaba en las altas horas de la noche para poder escuchar su
fluir, pues es la única hora del día en que puede hacerlo, parecía transmitirle
una enorme paz y tranquilidad un sonido tan natural, pero esa, esa no era una
noche normal o como dirían en la tierra de mi muchacho, no tiene ni cinco, no
brillaban como siempre las montañas en el horizonte, pues, era una noche
demasiado fría y sumamente, extremadamente nublada, tanto que no pudo siquiera
encontrar la antena que producía una intermitente luz roja que le gustaba mirar
mientras pensaba un poco acerca de todo.
Yo miraba con él a través de la ventana, no pude ver su
rostro pero por cómo se sintió y tras haberlo acompañado toda su vida y
conocerlo tanto como él así mismo, pude deducir que se le había estremecido el
corazón al apreciar aquel paisaje, recuerdo que me obligó a voltear y caminar rápido hacía una silla, la cogió,
nos devolvimos y la puso al frente de la ventana, parecía en extremo
preocupado, nos sentamos y miramos el reloj, 5:35 de la mañana, pronto saldría
el sol, y como les decía, el no es normal,
intentó en vano permanecer calmo 5 minutos, puso sus manos sobre sus
piernas, cerro sus ojos a la vez que agacho la cabeza y tras permanecer un
minuto en esta posición lo escuche murmurar:
-y si sale el sol y no pueden verlo a causa de esa
intensa niebla… ¿qué los animará a levantase? con tantas cosas malas que
suceden y que parecen no tener fin… se que hace falta soñar, pero bajo esa
densa niebla hay hogares y bajo los techos de esos hogares hay niños, además de
algunos cuantos corazones que no se reúsan, a pesar de todo lo malo, a soñar
cuantas veces salga el sol por las mañanas-
De solo recordarlo me sacudo involuntariamente, sentí
tantas cosas bajo esas circunstancias… si me permiten decirlo creo que el sueña
por todos nosotros juntos.
Pasaban los minutos, el pensaba o mejor dicho, sabía que
el sol y sus rayos a pesar del cansancio, la pereza y el estrés cotidiano que
pudieran llegar a sentir aquellas personas, era el único que los animaba a
levantarse, a enfrentar la vida con sus vaivenes y a seguir buscando la felicidad.
Recuerdo que él estaba demasiado preocupado y tenso,
hasta que se levanto abruptamente de la silla, se puso las manos sobre su
cabeza, se agarró fuertemente el pelo y me transmitió toda su desesperación a
tal punto que lo único que pude hacer fue gritar, el gritó, gritó con su alma,
por todos ellos, por todos nosotros… pude sentir que su corazón empezó a
agitarse demasiado, de repente, volvió a agachar su cabeza a la vez que cerró
sus ojos, jamás habíamos sentido algo así, tan mágico y perfecto, de la nada
soltó un suspiro con tal amor, con tal esperanza, con tal fuerza que tuve que
agarrarme y hasta sujetar sus sueños, echamos otro vistazo y en el horizonte no
había ninguna niebla ya, desde el oriente, rayos de luz casi tan infinitos como las ilusiones de mi
muchacho.
Recuerdo que tras este episodio volvió a sonreír, a pesar
que nos habíamos quedado sin poder ver por una noche las luces del bonito
pesebre que decoraba las laderas de las montañas, pero por lo menos, ellos si
podían ver claramente el sol, por otro día los habitantes de ese hermoso valle
podrán en su amanecer, reflejar en la estrella de la vida, sus sueños e ilusiones.
No, no estoy diciendo que tenga el poder de hacer soplar
los vientos y disipar la niebla o las nubes, estoy diciendo que él nunca ha
dejado de soñar y que tiene la capacidad de dar anhelos e ilusiones a todos los
que su corazón y sus ojos perciban, con solo eso, tiene la capacidad de hacerlo
todo hermoso, si allá no hiciera falta soñar, todo lo que hicieran todos haría
de todo, algo mejor.
Así tal cual me contó mi amigo su experiencia y como pudo
haber interpretado, tenemos la habilidad de desprendernos de nuestros cuerpos
terrenales si así lo deseamos, no se sorprenda demasiado, si le escribo esta
carta no es con la intención de que pierda la cordura, así no me sirve,
entienda que nos encargan protegerlos y acompañarlos sin que ustedes lo noten.
te comento que no tenemos permitido comunicarnos con ustedes, pero hoy rompo
las reglas porque siento que es mi deber,
usted que tiene tanto poder acá en la tierra, es hora que haga algo, por
conservar o mejor dicho incentivar los sueños de la gente, trabaje para darles
herramientas que mantengan su voluntad
intacta, créame, por favor créame que la gente y sus sueños han sido el
combustible de la humanidad a lo largo de su historia, y en estos tiempos de
terror y caos, parecen estar agotándose.
En mi mundo esa historia que le conté se esparció por
todo rincón, con tal poder que logró que se acordará que los nuevos lucharían
por mantener intactos los sueños de las nuevas generaciones humanas consientes
de que en ellas se encuentra el futuro, pero para mí, que soy además quien te
protege y te guarda a cada instante, el problema radica acá, en este periplo de
su historia, a pesar que el problema venga desde más atrás, es ahora que parece
alcanzar puntos de no retorno, por eso me preocupo, porque tal vez no hayan
generaciones junto a las cuales los nuevos puedan combatir, construir y crecer además si ustedes no se preocupan por quienes
continuaran construyendo y escribiendo su historia, en mi mundo es una
prioridad. El niño de aquella historia mucho tenía de razón, y ahora que lees
esta carta mientras estoy dentro de ti, espero reflexiones y salgas a la calle a
percibir por ti mismo, que aquí lo único que hace falta… es soñar.
Atentamente: tu alma.
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