La
vida en el bosque siempre fue lóbrega y fría. A pesar del consuetudinario pasar
de los días, mi espíritu nunca se conformó. Siempre tuve ansias de más.
Una
noche de desasosiego, mi terca soledad se vio perturbada por una grata
compañía, la cual me hizo escudriñar en lo más profundo de mis pensamientos;
Fue simplemente mágico imaginar que pudiera ver proyectado en mí lo majestuoso
de su libertad y su admirable felicidad. Ésta criatura se posó sobre mí durante
un largo tiempo, después de contemplarla tanto, y en un impulso inconsciente de
mi mente le dije: - Tú eres libre, puedes abrir tus alas y encontrarte en las
más grandes alturas, pero aún sigues aquí- La criatura asintió, y al parecer mi
declaración la conmovió, porque en ese instante se marchó, así como mi último
hálito de vida.
Con
un gesto pusilánime, me di cuenta de que todo había terminado, de repente, toda
mi vida pasó frente a mis ojos, como el último soplo del alba, pero justamente
en ese momento entendí que morir no es trascender, morir es vivir de nuevo y
continuar la perseverante búsqueda de la libertad. Aún añoro esa vida
lepidóptera que tan poco conocía, pero que al descubrirla supe que era la que
realmente quería y merecía la pena vivir.
Desperté
de mi letargo y me di cuenta de que aún existía; pero mi naturaleza había
cambiado. Todo volvía a ser asiduo, como lo fue antes, sin pasión ni emoción,
pero a diferencia de tiempos pasados, quería ser como la mariposa. De este
modo, y queriendo evadir la monotonía de la vida, tomé la determinación de
buscar lo que quería en todas partes. Me convertí en un cazador de momentos, mi
naturaleza me lo permitía, así que me iba alimentando ávidamente de todo lo que
me encontraba y me pudiera causar un sentimiento de saciedad. Es
difícil encontrar lo que se quiere en el momento justo, pero a medida que se va
buscando algo, se aprende a vivir de las ilusiones. Con esa perspectiva, fui
capaz de encontrar un alimento para mi espíritu en las vicisitudes, y en la
trivialidad de los días; eso es lo que realmente vale, a pesar de que solamente
fuera un acercamiento sutil a todo lo que en realidad esperaba. El error era quizás,
simplemente vivir esperando, pero es más valioso esperar y a la vez seguir
buscando, en lugar de caer en el sucesivo hecho de tejer el sudario en el
día y destejerlo en la noche.
Sin
atreverme a pensar, en un momento me quedé inmóvil, y mi cuerpo yacía de nuevo
sin vida; y cuando pensé que todo estaba perdido, vislumbre un vestigio de lo
que podría considerar como la verdadera felicidad.
No
en vano, cada transmigración, y en especial, la vida en cada etapa pasada, va gestando en
lo profundo del espíritu la añoranza de la libertad. Tanto que, de manera
inconsciente, todos los seres nos dirigimos, unos sosegados, otros con
desesperación, como yo, a una última instancia del ser, en lo que lo único
importante es la libertad, esa vida lepidóptera, efímera y vanagloria que
siempre se está ansiando.
-Mis pensamientos me atacaron de
improvisto.
Cada
vida es una transición -Ése modo ávido con que viví mi última etapa,
consternado por no poder encontrar lo que quería rápidamente, pero con la
gloriosa presencia de saciedad en los pequeños detalles, forjaron la hemolinfa
que será la responsable de mi vida latente-
Asentí
sosegado a lo que escuché, y de repente se apoderó de mí un sentimiento de
serenidad implacable. Me hallé suspendido, contemplando la luz, y se desprendió
de mí la última evidencia de lo que había sucedido antes. Tranquilo, recordé
que quien busca lo que quiere está condenado a la felicidad infinita, y aunque
aún conservo reticencia por su infinitud, por primera vez me acerqué a sentirme
pleno a pesar de que estuviera aprisionado.
Del
mismo modo en que germina la semilla con la lluvia, brotó en lo profundo de mi
ser la libertad misma; todavía es confuso a que debía la aparición de ese
sentimiento, pero dejé de preocuparme por saber su procedencia, simplemente
disfruté lo que estaba viviendo. De manera elocuente, sentí en mi cuerpo la
ligereza de una hoja, y mis alas comenzaron a batirse desesperadamente en busca
de lo que añoraba. Se acercaba el fin, era consciente de eso, pero este era el
fin que siempre estuve buscando; el comienzo de la vida es la culminación de
esa búsqueda insaciable. -Para mí nunca habrá final más bello-
Fue
así como la mariposa se desprendió totalmente de su crisálida, voló a grandes
alturas, y después de varios días de disfrutar de su vuelo, y realizar todo lo
que se había propuesto, observé que se quedó inmóvil, posada sobre la
superficie del tronco; sus alas estaban completamente abiertas, como el libro
en la página precisa, y finalmente comprendí que la vida no es una sola, pero
la que es verdaderamente sensible y disfrutada a plenitud, es esa vida
lepidóptera, que se forja con incontables vidas antecesoras.
FELICITACIONES!!!!!!
ResponderEliminarTienes una maravillosa, impecable y elegante manera de expresión escrita....... me gusto mucho!!!! Att/Jhony
BUEN CUENTO!! :) ME ABRUMA SU FORMA DE EXPRESION
ResponderEliminarSimplemente anonadado, un relato muy profundo y netamente existencialista que me hizo ver por un momento mi vida desde otra perspectiva. El título fue muy creativo y hay unas figuras muy bellas en el texto. El léxico utilizado puede llegar a ser un poco atípico, pero entendible. Honestamente, lo leí tres veces con el fin de descifrar el código del autor; opino que él supo bien como enmarañar a trama, y mantener la verdadera identidad del personaje en secreto. En fin, esta lectura me atrapa, y cada vez que la leo, me apasiona más y descubro más cosas que no había visto antes. Simplemente Majestuoso. Felicitaciones!
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