jueves, 21 de marzo de 2013

LOS CUENTOS DEL SR. HARLEY. Por:Jharol Muñoz Padilla



“El aire que respiro no lo soportaría cualquiera. Las escenas que mis ojos ven no las comprendería cualquiera. Como vivo en este momento cualquiera habría muerto, pero sigo vivo y sé que mi sueño se cumplirá”.
Estas palabras se repetía Harley cada día, cada mañana en la que despertaba, miraba al cielo y soñaba.  Harley era un veterano errante, viajaba de noche y día por el centro de la ciudad. Buscando un lugar donde quisieran escuchar sus historias fantásticas y románticas. Rara la vez en que alguien aceptaba  escuchar sus historias, pero aun así conformaba a Harley. Una expresión de asombro y una sonrisa de satisfacción veía en aquellas personas. Un gusto total. Harley no tenía papel ni mucho menos un lápiz para escribir sus historias. Pero su gran capacidad de imaginación, hacía que esos mundos que creaba, hicieran parte de él. Un día Harley se hallaba recorriendo el parque de la ciudad, con el afán de encontrar un receptor para sus historias. De pronto, observa que en una de las tantas bancas del parque se halla una pequeña. La cual no se veía muy feliz, incluso de sus ojos brotaban lágrimas. Extrañado, Harley se acercó.
-- ¿Qué te pasa pequeña?-- preguntó él veterano a la chica  afligida. 
-- Nada, déjame sola.
--Cuéntame lo que te inquieta. El motivo de tu tristeza.
-- No creo que un vagabundo como tú pueda solucionar algún problema. Lárgate, no te necesito.
-- Nunca sabrás cuanto te puede ofrecer alguien, hasta que lo intenta. Déjame intentarlo. A la pequeña le pareció indiscutible la frase dicha por Harley. Se volteo hacía el veterano y con las falanges limpió las gotas de lágrimas que se hallaban en su rostro. 
--Dime que te inquieta pequeña-- Quiso saber Harley. La pequeña dudó en hablar.
-- Soy pésima. Soy pésima escribiendo historias -- Decía la chica mientras lloraba. -- Mi profesor de literatura dice; que si sigo así, perderé la asignatura. Y si algo así ocurriera, mi padre me castigaría y me enviaría con mi abuela a su hacienda. Pero yo no quiero que eso suceda, ya que no hay niños con quien jugar y sólo hay trabajadores que ni reparan en lo más mínimo. Le tienen tanto miedo a mi abuela que se limitan a saludarme. Además, mi abuela es muy estricta y no me da tanta libertad como mi padre.
-- ¿Entonces eres mala con las historias?-- Preguntó Harley analizando la situación.
-- Si, eso mismo dije. Por eso digo que un tipo de persona como tú no me puede ayudar.
-- Me juzgas sin conocerme y sólo por mi apariencia.
-- ¿Qué podría hacer un pobre vagabundo?-- Preguntó la chica algo alterada.
-- Soñar.-- Se limitó a responder Harley.
-- ¿Soñar? ¿Sólo eso?
-- ¿Qué sería un médico si no soñara? Sólo sería un médico, o ¿Qué sería un músico si no soñara? Sólo sería un músico. Soñar te hace crecer, crecer en un mundo imaginario. Que luchando cada día por ese sueño, hará que ese mundo sea tu realidad.
La pequeña trató de comprender el bello mensaje que emanaba de las palabras de Harley.
-- Prueba que me puedes ayudar -- A pesar de las bellas palabras de Harley, la pequeña dudaba de que pudiera ayudarle. Pero por lo menos ya no lo veía como un pobre vagabundo, sino como un gran hombre. Que a pesar de lo triste que se encontraba por lo mal que le iban las  historias. Él logró que viera el mundo desde otro punto de vista.
Harley tenía que convencer a la pequeña de que la podía ayudar, y qué más prueba; que contarle una de sus fantásticas historias.  
<< hace mucho tiempo vivía un joven triste e inconforme con su vida. Sus hermanos eran los cuatro elementos; La madre tierra, era la dueña de todo lo que hiciera parte de la superficie terrestre. El fuego, era dominante de las llamas, el calor y los gases. El agua. Vivía en el océano y ordenaba a su ejército de nubes cuando llover, y por último, el aire. Tenía la gran habilidad de volar alrededor del mundo, acompañando a las aves en su recorrido. Sus hermanos eran útiles para mantener un mundo estable. Él, sólo era otro del montón. Una vez, harto de las humillaciones y represiones de sus hermanos, decidió viajar en busca de su elemento. El cual usaría para ayudar al mundo, el cual era  mucho trabajo para sus cuatro hermanos. Dio la vuelta al mundo sin respuesta, hasta que en el último pueblo, de regreso a casa. Conoció a una chica, pasaron momentos inolvidables. De manera que el joven se enamoró. Luego de un tiempo, volvió a donde sus hermanos, a su hogar, acompañado de la hermosa chica. Sus hermanos mofándose del resultado de la búsqueda de su hermano, decían:
--¿Cómo piensas ayudarnos con eso ?-- Perdiste el tiempo en tu búsqueda.-- Eres patético.--
-- Ustedes hermanos, están totalmente equivocados. Pues mi búsqueda fue exitosa, traje a casa, como resultado de mi búsqueda, el amor. El elemento más fuerte sobre la faz de la tierra, fomentando amor, acabaremos con las diferencias que tienen los humanos y así, tendremos una mejor estabilidad en nuestro planeta. De este modo, el amor generó el equilibrio que el mundo siempre debió tener >>.
La cara de la chica cambió totalmente, su rostro era de asombro y fascinación. El cuento que le había relatado el Sr. Harley había sido el mejor que había escuchado en su corta vida.
-- me encanta. Hizo saber la pequeña.
--Te ayudaré con una condición. Propuso Harley.
--¿Cuál es, señor Harley? Preguntaba la pequeña encantada de escuchar tal noticia.
-- Que mis historias te hagan feliz.
Luego de que ambos se comprometieran. Harley imaginaba cada vez  una historia para los trabajos de la chica en la escuela. El profesor la felicitaba cada vez que leía uno de sus cuentos, y gracias a esto. No reprobó la materia, no fue enviada donde su abuela por su padre y Harley era su amigo incondicional.  En cierta ocasión, La pequeña fue sorprendida leyendo, la curiosidad se apoderó de su padre, al ver tan excelente lectura. Propuso a Harley a ser publicado. Ya que el padre de la pequeña tenía los contactos necesarios para hacerlo, y además, tenía como costear los gastos que llevaría la publicación. La pequeña fue feliz y Harley salió de las calles, aunque no olvidaba sus eternas caminadas por la ciudad, en busca de receptores para sus cuentos. Aunque ya más personas lo leían explorando los mundos de Harley, y ahora, el mundo imaginario de Harley, se convirtió en su realidad.
“El aire que respiro, es el mismo que ustedes respiran. Las escenas que yo veo, son las mismas que ustedes ven. Como vivo ahora, cualquiera quisiera vivir igual que yo. Simplemente, porque disfrutan de mis historias. Y yo de un mundo mejor”.

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