jueves, 21 de marzo de 2013

JOAQUÍN Y LA HORMIGA.Por: Santiago Restrepo García


Mariana es una tonta, si cree que diciendo que Joaquín besaría mejor que yo recibirá su cariño. Lo que ella no sabe es que yo, he pasado mañanas enteras practicando toda clase de besos, primero íntimamente en el jardín con el árbol de mangos que cobija el tejado de la casa de mi abuela, pero luego en cantidades progresivas y mis insaciables labios no marginaban ningún árbol en ningún parque; Ahora poseo un bagaje vasto de experiencias que me permiten distinguir el beso de cualquier madera incluso sin sentirla u olerla.

Joaquín por su parte es un amante de los insectos, y lo que a él respecta dispone la mayor parte de su tiempo, al reconocimiento y a la conducta insectívora, conducta que yo, como amante furtivo de los bosques, no desconozco. Un día besando un roble (que para nadie es un gran besador), se paseó repetidamente por mi cara y mi brazo derecho un gusano verdoso, que según me explicaba Joaquín, hubiera podido matarme de un solo flechazo.

Hoy nos hemos puesto de acuerdo pues, Joaquín y yo de que el jueves próximo , aprovechando que en la clase de ciencias vamos a analizar insectos, Joaquín separará la hormiga más hermosa entre las demás, la más sagaz, la más rápida, la más loable, y la liberará justo en frente de Mariana, y aquella la seducirá y conducirá súbitamente hasta un eucalipto frondoso y móvil ante mi presencia, eucalipto al cual estaré dándole uno de mis mejores besos y que él responderá asertivo a través de una herida de savia que hemos anteriormente trazado Joaquín y yo y tiene exactamente el mismo tamaño de mi boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario