jueves, 21 de marzo de 2013

ELLA Y EL Por: Walter Gaviria Peña


A Ella se le encogió el corazón de asombro cuando vio su propio cuerpo
Suspendido en una soga. Era aterrador observar como sus ojos sin vida
Contemplaban la realidad de la muerte, de su propia muerte.

Él se le acerco sigiloso, y le pregunto:"¿Maldita sea, porque lo has hecho?"
Ella le respondió después de salir del asombro: “No se absolutamente nada, lo he
Olvidado todo, ni siquiera se quien soy, ni quien es usted, ni porque estoy aquí en
este lugar tan extraño para mi. No se nada, absolutamente nada, lo único que
reconozco es este cuerpo inerte, mi cuerpo. Pero de mi vida mundana, todo se ha
borrado de mi mente, quizás tengo recuerdos de mi cuerpo por que en mi pecho
late la vanidad, quizás me miraba demasiado al espejo”.

Después de pronunciar estas palabras, los ojos de Ella miraban como locos el
espacio infinito en el que estaba envuelta. El comprendió que  todo estaba
perdido, que era inútil averiguar sobre su decisión fatal. Lo único que EL deseaba
en ese instante era escribir una historia sobre Ella, reinventarla, y quien la leyera
se sorprendiera de su belleza, de como era ella en vida. Antes de que Ella se
desvaneciera para siempre, Él le alcanzo a decir: "Lastima que no tenga suficiente
imaginación para reinventarte, lastima que no pueda saber nunca el porqué de tu
decisión; quizás te abandonaron, quizás te abandonaron....."



Mientras Él decía estas palabras, sus lágrimas caían sin tregua. Ella se
desvaneció, El miraba su cuarto oscuro. Alcanzo a observar debajo de su cama un
resplandor. Era el resplandor de un hacha afilada. Se acercó al hacha, empezó a
contemplarla como un loco, luego a hablarle como un loco, después a agarrarla
como un loco, hasta que al final sin pensarlo, se corto la mano derecha como un
loco, después de haberlo recordado todo como un loco, de como había bebido
como un loco la semana anterior a la muerte de ella.


No me lo van a creer, pero yo soy la mano derecha de El, soy quien escribe esta
pequeña historia y veo como llora en silencio todos los días, desde que Ella, su
mujer, su mas querida mujer tomo la decisión fatal, después de que El, su esposo,
su mas querido esposo la golpeo en la cara, si, en la cara, sí, y lo admito, con mi
complicidad.

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