lunes, 1 de abril de 2013

AÑORANZA LEPIDÓPTERA. Por: Cristian Daniel Beltrán Montoya


La vida en el bosque siempre fue lóbrega y fría. A pesar del consuetudinario pasar de los días, mi espíritu nunca se conformó. Siempre tuve ansias de más.
Una noche de desasosiego, mi terca soledad se vio perturbada por una grata compañía, la cual me hizo escudriñar en lo más profundo de mis pensamientos; Fue simplemente mágico imaginar que pudiera ver proyectado en mí lo majestuoso de su libertad y su admirable felicidad. Ésta criatura se posó sobre mí durante un largo tiempo, después de contemplarla tanto, y en un impulso inconsciente de mi mente le dije: - Tú eres libre, puedes abrir tus alas y encontrarte en las más grandes alturas, pero aún sigues aquí- La criatura asintió, y al parecer mi declaración la conmovió, porque en ese instante se marchó, así como mi último hálito de vida.
Con un gesto pusilánime, me di cuenta de que todo había terminado, de repente, toda mi vida pasó frente a mis ojos, como el último soplo del alba, pero justamente en ese momento entendí que morir no es trascender, morir es vivir de nuevo y continuar la perseverante búsqueda de la libertad. Aún añoro esa vida lepidóptera que tan poco conocía, pero que al descubrirla supe que era la que realmente quería y merecía la pena vivir.
Desperté de mi letargo y me di cuenta de que aún existía; pero mi naturaleza había cambiado. Todo volvía a ser asiduo, como lo fue antes, sin pasión ni emoción, pero a diferencia de tiempos pasados, quería ser como la mariposa. De este modo, y queriendo evadir la monotonía de la vida, tomé la determinación de buscar lo que quería en todas partes. Me convertí en un cazador de momentos, mi naturaleza me lo permitía, así que me iba alimentando ávidamente de todo lo que me encontraba y me pudiera causar un sentimiento de saciedad.   Es difícil encontrar lo que se quiere en el momento justo, pero a medida que se va buscando algo, se aprende a vivir de las ilusiones. Con esa perspectiva, fui capaz de encontrar un alimento para mi espíritu en las vicisitudes, y en la trivialidad de los días; eso es lo que realmente vale, a pesar de que solamente fuera un acercamiento sutil a todo lo que en realidad esperaba. El error era quizás, simplemente vivir esperando, pero es más valioso esperar y a la vez seguir buscando, en lugar de caer en el sucesivo hecho de tejer el sudario en el día  y destejerlo en la noche.
Sin atreverme a pensar, en un momento me quedé inmóvil, y mi cuerpo yacía de nuevo sin vida; y cuando pensé que todo estaba perdido, vislumbre un vestigio de lo que podría considerar como la verdadera felicidad.
No en vano, cada transmigración, y en especial,  la vida en cada etapa pasada, va gestando en lo profundo del espíritu la añoranza de la libertad. Tanto que, de manera inconsciente, todos los seres nos dirigimos, unos sosegados, otros con desesperación, como yo, a una última instancia del ser, en lo que lo único importante es la libertad, esa vida lepidóptera, efímera y vanagloria que siempre se está ansiando.
             -Mis pensamientos me atacaron de improvisto.
Cada vida es una transición -Ése modo ávido con que viví mi última etapa, consternado por no poder encontrar lo que quería rápidamente, pero con la gloriosa presencia de saciedad en los pequeños detalles, forjaron la hemolinfa que será la responsable de mi vida latente-
Asentí sosegado a lo que escuché, y de repente se apoderó de mí un sentimiento de serenidad implacable. Me hallé suspendido, contemplando la luz, y se desprendió de mí la última evidencia de lo que había sucedido antes. Tranquilo, recordé que quien busca lo que quiere está condenado a la felicidad infinita, y aunque aún conservo reticencia por su infinitud, por primera vez me acerqué a sentirme pleno a pesar de que estuviera aprisionado.
Del mismo modo en que germina la semilla con la lluvia, brotó en lo profundo de mi ser la libertad misma; todavía es confuso a que debía la aparición de ese sentimiento, pero dejé de preocuparme por saber su procedencia, simplemente disfruté lo que estaba viviendo. De manera elocuente, sentí en mi cuerpo la ligereza de una hoja, y mis alas comenzaron a batirse desesperadamente en busca de lo que añoraba. Se acercaba el fin, era consciente de eso, pero este era el fin que siempre estuve buscando; el comienzo de la vida es la culminación de esa búsqueda insaciable. -Para mí nunca habrá final más bello-
Fue así como la mariposa se desprendió totalmente de su crisálida, voló a grandes alturas, y después de varios días de disfrutar de su vuelo, y realizar todo lo que se había propuesto, observé que se quedó inmóvil, posada sobre la superficie del tronco; sus alas estaban completamente abiertas, como el libro en la página precisa, y finalmente comprendí que la vida no es una sola, pero la que es verdaderamente sensible y disfrutada a plenitud, es esa vida lepidóptera, que se forja con incontables vidas antecesoras.

3 comentarios:

  1. FELICITACIONES!!!!!!
    Tienes una maravillosa, impecable y elegante manera de expresión escrita....... me gusto mucho!!!! Att/Jhony

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  2. BUEN CUENTO!! :) ME ABRUMA SU FORMA DE EXPRESION

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  3. Simplemente anonadado, un relato muy profundo y netamente existencialista que me hizo ver por un momento mi vida desde otra perspectiva. El título fue muy creativo y hay unas figuras muy bellas en el texto. El léxico utilizado puede llegar a ser un poco atípico, pero entendible. Honestamente, lo leí tres veces con el fin de descifrar el código del autor; opino que él supo bien como enmarañar a trama, y mantener la verdadera identidad del personaje en secreto. En fin, esta lectura me atrapa, y cada vez que la leo, me apasiona más y descubro más cosas que no había visto antes. Simplemente Majestuoso. Felicitaciones!

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